“Dale a tu hijo el regalo de la inteligencia y tendrá éxito en la vida. Da a tu
hijo el regalo de la autoestima y tendrá más confianza en sí mismo y será
más feliz”.
Capítulo 12
INTELIGENCIA EMOCIONAL
¿CÓMO PUEDES
CRIAR A UN NIÑO BRILLANTE Y CON AUTOESTIMA?

“La inteligencia emocional es una gran variedad de capacidades, competencias y destrezas no cognitivas que influyen en las habilidades que tiene una persona para tener éxito a la hora de lidiar con las demandas y presiones que nos impone nuestro entorno”.
Reuven Bar-On.
Como padres, todos queremos que nuestros hijos prosperen y tengan éxito,
no solo en el mundo académico o en los deportes, sino en todos los aspectos
de su vida. Soñamos con criar a la próxima Margaret Thatcher o al siguiente
Albert Einstein y queremos que el mundo sea suyo. En los meses anteriores al
nacimiento de nuestros pequeños, imaginamos todas las formas en las que
cuidaremos, criaremos, moldearemos y fabricaremos nuestro pequeño
proyecto de persona para convertirla en el mejor individuo que pueda ser. La
mayoría de nosotros nos imaginamos a nosotros mismos haciendo esto,
viéndonos a nosotros mismos llevando a nuestros hijos a las mejores
guarderías y, después, a los mejores colegios e institutos que nos podamos
permitir.
Creemos que fomentando el desarrollo físico y mental no solo ayudará a los
niños a mejorar su inteligencia emocional y su autoestima, sino que también
ayudamos a nuestros hijos a evolucionar hasta convertirse en la mejor versión
posible de ellos mismos. La verdad es que, aunque todo esto parece bastante
evidente y fácil, estudios recientes han sugerido que la tarea de criar a niños
brillantes y con autoestima no se limita a proporcionarles la estimulación
adecuada y a alabarlos cuando sea necesario. De hecho, muchos de las “viejas
verdades” (¿o deberíamos llamarlas mitos?) sobre la crianza de los niños
deben desecharse para incorporar nuevos conceptos que nos ayuden a criar
niños emocionalmente sanos. El enfoque ha cambiado, pasando de
proporcionar a los niños los mejores juguetes educativos y los DVDs de
aprendizaje más pioneros del mercado a centrarse en la relación cálida y
humana entre los padres y los hijos, así como la importancia de la paternidad
y de crear una sensación de seguridad y de confianza.
Como consecuencia de ello, la tarea de criar niños brillantes es mucho más
compleja e implica, no solo la estimulación directa de la mente en desarrollo,
sino también el desarrollo de una inteligencia emocional y de la autoestima.
De hecho, los estudios han demostrado que existe una correlación muy fuerte
entre un rendimiento escolar pobre, un comportamiento difícil y una baja
autoestima, lo que sugiere que una mayor confianza en uno mismo está
directamente relacionada con una mejora en el rendimiento. Bueno, esto tiene
sentido. Un niño seguro y confiado es un niño feliz y los niños felices siempre
tienen un mejor rendimiento. Por lo tanto, ¿qué necesitamos para criar a un
niño brillante y con confianza en él mismo? Existe una amplia gama de
factores que se relacionan con este extremo, pero lo más importante es lo
siguiente: una crianza segura y predecible, una relación segura con sus padres
y una buena autoestima son las condiciones que tienen que cumplirse para
criar a un niño brillante y con confianza en sí mismo. Los siguientes consejos
están diseñados para ayudar a los padres a proporcionar a sus hijos el mejor
contexto posible para que florezcan y crezcan hasta convertirse en niños
confiados y brillantes.
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La autoestima es una verdadera varita mágica que puede transformar
totalmente el futuro de un niño. La autoestima de un niño afecta a todos y
cada uno de los ámbitos de su existencia, desde los amigos que elige hasta el
éxito que tendrá académicamente, pasando por el trabajo que consiga y la
persona con la que decidirá casarse. STEPHANIE MARTSON, La magia del apoyo.
STEPHANIE MARTSON, The Magic of Encouragement |
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12.1 Da a tu hijo el regalo de la autoestima.
El mejor regalo que un padre puede dar a su hijo es el regalo de la
autoestima, el saber que él o ella tiene el poder para hacer cualquier cosa que
quiera, que son lo suficientemente queridos, buenos y capaces como para
conquistar el mundo. Esto es lo más importante que tienes que hacer para
criar a un niño brillante y con confianza en sí mismo.
Después de todo, los niños que tienen una opinión positiva de ellos mismos y
de sus habilidades se convierten en adultos felices y exitosos que son capaces
de mantener relaciones satisfactorias y sanas. Está demostrado que nuestro
rendimiento aumenta cuando creemos en nosotros mismos y nos sentimos
bien respecto a nuestros logros, por lo que una sana autoestima y la creencia
en uno mismo nos lleva a experimentar relaciones más satisfactorias y a
seguir caminos más exitosos.
Más aún, las investigaciones han demostrado que una autoestima sana está
directamente relacionada con un cociente intelectual más alto, cuando
comparamos esas puntuaciones con las que muestran los niños que tienen una
baja autoestima. Del mismo modo, como ya hemos dicho, una baja
autoestima se relaciona con un rendimiento escolar pobre y con problemas de
comportamiento. Por lo tanto, está claro que la autoestima es un factor clave
en el desarrollo de un niño feliz y brillante.
Pero, ¿qué es la autoestima y cómo se “crea”? Todos entendemos que una alta
autoestima está relacionada con los sentimientos positivos que tenemos sobre
nosotros mismos y con nuestras habilidades. Pero, ¿cómo la desarrolla un
niño? A medida que tu bebé crece (y todos sabemos lo rápido que lo hacen),
esas primeras interacciones en las que te sonreía, hacía ruidos y comenzaba
hablar muy pronto darán paso a distintas formas de comprobar cuáles son sus
límites, a explorar su entorno, a demandar su independencia y, generalmente,
a poner a prueba tu paciencia. Esa pequeña personalidad única muy pronto
empieza a brillar. En realidad empieza poco después de que superan su etapa
de recién nacidos y los padres se dan cuenta de repente que su pequeño es
una persona en sí misma. Es en este momento cuando la paternidad se vuelve
realmente complicada y cuando debes empezar a dar a tu hijo el regalo de la
autoestima.
La vieja idea de simplemente alabar a tus hijos y enviarlos a un buen colegio
ha sido desechada y ahora se enfatiza la necesidad de darles un amor
incondicional, responder activamente ante tu hijo y tener conversaciones
profundas con ellos, hacer que confíen en ti creando unos vínculos positivos,
prestándoles tu atención, ayudando a tu hijo a tener confianza en sus propias
posibilidades a través de la realización de distintas tareas y, finalmente,
indicándole clara, firme y consistentemente cuáles son los límites que no debe
traspasar.
12.2 Dale un amor incondicional.
El amor incondicional es un concepto que solo se entiende en toda su
dimensión cuando alguien se convierte en padre o madre. Es ese tipo de amor
totalmente desinteresado que dice: “Te quiero por ti mismo –sin ningún tipo
de condición” y es un tipo de amor que va más allá de lo que el niño hace o
dice. El amor incondicional es uno de los factores más importantes a la hora
de desarrollar la autoestima y la confianza de un niño, porque tu hijo aprende
a través de tu amor que es aceptado totalmente, independientemente de los
errores que cometa, las dificultades a las que tenga que enfrentarse, de su
estado de ánimo y de su temperamento, de sus habilidades o sus carencias.
Un niño aprende a quererse a sí mismo porque sus padres le quieren sin
condiciones.
Por lo tanto, no tengas miedo de mostrar a tu hijo lo mucho que le quieres.
Díselo todo lo que puedas (sin exagerar ni parecer falso), dale muchos abrazos
y muestras de afecto y demuéstrale con tus acciones cotidianas lo mucho que
significa para ti. Por supuesto, esta no es la única forma en la que se puede
transmitir el amor incondicional – recuerda que queremos que nuestros hijos
se sientan queridos pese a sus defectos.
Esto significa comunicar aceptación y amor a tu hijo incluso cuando estás
irritado o enfadado con él. Básicamente, esto significa asegurarte que tu hijo
sepa que sigue siendo querido y aceptado incluso cuando ha cometido un
error. Esto es algo realmente importante que debemos tener en cuenta, dado
que a veces resulta muy fácil quitarles nuestro afecto a nuestros hijos cuando
estamos intentando “castigarles” y este es el peor error que podemos cometer.
El castigo nunca jamás debe significar la retirada de nuestra aceptación y
nuestro amor por ellos. Este es el verdadero significado del amor
incondicional: “¡Te quiero aunque me hayas sacado hoy de mis casillas!”
Estas pequeñas personitas están llenas de sorpresas y pondrán a prueba sus
límites (y tus nervios también) a medida que empiecen a explorar el mundo
que tienen a su alrededor. Por supuesto, queremos que tengan éxito en todo lo
que hagan, pero la realidad es que cometerán errores y se equivocarán y
probablemente no serán perfectos al 100% todo el tiempo. Un niño que siente
que el amor y la aceptación de sus padres solo aparecen cuando se están
portando bien o haciendo las cosas bien, es un niño cuya autoestima está
condicionada por sus éxitos y no por la fe y la aceptación que ellos
verdaderamente tengan en sí mismos, que es lo que debería de ser. No
queremos eso para nuestros hijos.
● Queremos un niño que no tenga miedo de volver a intentarlo,
independientemente de los fracasos que haya experimentado
anteriormente.
● Queremos un niño que crea que puede hacer algo, aunque haya cometido
errores antes.
● Queremos un niño que se sienta competente y que se guste a sí mismo,
independientemente de sus virtudes y de sus limitaciones.
Y esto se consigue principalmente a través del amor incondicional que le
ofrecen sus padres. Por lo tanto, la próxima vez que el pequeño haga algo que
no deba hacer, presta atención a la forma en la que le comunicas tu
desaprobación y asegúrate de dejarle claro que le sigues queriendo, aunque
estés enfadado con él.
12.3 Responde rápidamente cuando tu bebé llore.
Desde los primeros días de su vida, es importante que consueles, ayudes,
abraces y consueles a tu recién nacido. Habla con él, cálmale y, en general,
hazle sentir seguro y cómodo. Esto estimula la zona límbica del cerebro, la
parte del mismo que se relaciona con las emociones. Básicamente, cubrir las
necesidades emocionales de tu bebé hace que envíe señales de seguridad
emocional a su cerebro y le ayuda a construir un circuito cerebral positivo.
Sentirse seguro es uno de los factores más importantes para que un bebé se
desarrolle y aprenda de forma óptima. Es solo cuando todas nuestras
necesidades básicas han sido cubiertas que nuestros cerebros son capaces de
relajarse y decir: “Ok, todo está bien, vamos a relajarnos y a aprender un
poco”.
Si tu hijo no se siente seguro, entonces su cerebro y su sistema límbico se
encontrarán constantemente en un estado de ansiedad y esto no permite al
cerebro relajarse y absorber la información. Por lo tanto, es realmente
importante crear un circuito mental positivo y construir una sensación de
seguridad para tu hijo si quieres que crezca sintiendo confianza en sí mismo y
que sea capaz de aprender.
Pero, ¿cómo podemos cultivar este sentido de seguridad? Siempre ha
destacado la creencia de que si cumples todos los deseos y demandas de tu
hijo, le “malcriarás” o que si coges a tu bebé cada vez que llore le convertirás
en un “niño de mamá” debilucho y consentido. Estas creencias han sido
eliminadas a través de los nuevos análisis que han salido a la luz en relación
con el estudio de la paternidad y del desarrollo emocional de los niños. De
hecho, nuevas investigaciones sugieren que debes cubrir regularmente las
necesidades de tu hijo y enviarle constantemente mensajes positivos a su
cerebro y a su sistema límbico que digan “el mundo es seguro y predecible.
Relájate y aprende”.
Un bebé o niño al que se le deja llorar y que tiene padres que ignoran sus
necesidades no se sentirá seguro. De hecho, probablemente se sentirá
bastante ansioso en relación con el entorno que le rodea y tenderá a
comportarse de una manera mucho más dependiente y “necesitada”. Un niño
cuyas necesidades se cubren de forma consistente y regular es uno que es
capaz de forjar un vínculo seguro con sus padres y este tipo de relaciones
positivas se han vinculado directamente con una alta autoestima.
La forma de forjar un vínculo duradero con tu hijo, por lo tanto, es responder
a las necesidades de tu hijo cuando estás surjan. Los vínculos más fuertes se
forman a través de este estilo de crianza, pero esto no significa que tengas
que crucificarte cada vez que no te des cuenta de que tu hijo tiene el pañal
sucio porque pensabas que lo que tenía era hambre, o si no entendiste que lo
que necesitaba era un abrazo y no que le cambiaras.
La sensación de seguridad procede de aquellos padres que se esfuerzan
constantemente en cuidar a sus hijos lo mejor posible (aunque se puedan
equivocar alguna vez). De hecho, tampoco queremos que los padres sean
perfectos, porque es sano que los niños aprendan a tolerar un poco de
frustración o que esperen un poco para conseguir lo que necesitan. Al fin y al
cabo, deben aprender pronto que la vida no es perfecta.
Estamos hablando de lo que Winnicot llamó una crianza “suficientemente
buena”, en la que constantemente intentas y consigues, en buena medida,
cubrir todas las necesidades de tu hijo. Además, es el hecho de responder al
lloro o a la petición de atención lo que es importante y esto sirve para
comunicar el amor y el afecto que hemos mencionado en las líneas anteriores.
A medida que tu hijo crece y aprende a tolerar la frustración un poco mejor,
descubrirás que es importante que fijes algunos límites claros relacionados con
la forma en la que vas a responder a él y el tiempo que vas a tardar en
hacerlo. Los niños de dos años son conocidos por sus rabietas y estas
habitualmente se relacionan con su necesidad de poner a prueba sus límites y
de ejercitar su recién descubierta independencia. Aquí se necesitan unos
límites firmes y tolerantes, en vez de cumplir con todos sus caprichos. Por lo
tanto, forjar unos vínculos fuertes también se relaciona con responder a las
necesidades de tu hijo de una forma apropiada, pues no podemos responder a
un recién nacido de la misma manera que lo haremos cuando dicho bebé
tenga dos o tres años. Sus necesidades son muy diferentes, pero lo que
debemos hacer siempre es responder. En cualquier caso, las viejas
recomendaciones de que debemos dejar que un bebé llore hasta que se canse
o que simplemente debemos ignorar las rabietas de un niño han sido
desechadas y que anima a los padres a responder a su hijos de la forma
adecuada para cada caso.
El modelo de forja de vínculos sugiere que puede que no sea necesario que
cojas a tu hijo cada vez que llore, pero simplemente acariciándole un poco o
cantándole ligeramente para que se calme, estarás respondiendo a su llamada
de atención mostrándole amor y cariño. De forma similar, ignorar la rabieta de
tu hijo de dos años no es la mejor forma de actuar. En vez de hacerlo, piensa
en preguntarle tranquilamente qué le pasa, empatiza con sus emociones y
fíjale unos límites sobre lo que puede y no puede hacer para expresarse.
Respondiendo siempre antes las llamadas de atención de tu hijo le transmites
la idea de que tú siempre estarás disponible para él cuando lo necesite y le
indicas que el mundo es un lugar seguro y predecible, todo lo cual le ayuda a
aumentar su autoestima y su confianza en sí mismo.
12.4 Juega con tu bebé cuando esté alerta.
Jugar con tu pequeño es una de las mejores cosas que puedes hacer para
forjar vínculos con él y ayudarle a construir una alta autoestima. Es
importante que tengas en cuenta que tu bebé presenta diferentes niveles de
alerta. En general, lo mejor es que juegues con tu bebé cuando está
completamente alerta, que se produce cuando su respiración es lenta y
regular, sus ojos están completamente abiertos y está mirando a su alrededor
o a ti cuando llamas su atención. Ten en cuenta que cuando tu bebé mira
hacia otro lado, bosteza o tiene hipo, está exhibiendo signos de que ha tenido
suficiente y ya no quiere jugar más. Descubrirás pronto que no necesitas todo
tipo de juguetes caros para jugar con tu bebé.
La mejor forma de jugar para tu bebé es interactuar cara a cara con sus
padres. Le encantará mirarte a la cara, intentar adivinar lo que significan tus
expresiones, ver cómo sonríes y escuchar lo que le dices. De esta forma,
aprenderá a distinguir los patrones del lenguaje y las formas de actuar
socialmente y es increíblemente importante a la hora de forjar vínculos con tu
bebé. Si te aburres quedándote quieto en una sola habitación, simplemente
coge a tu bebé e iros a dar una vuelta. De hecho, caminar contigo a lo largo
de la casa será una gran aventura para un bebé que todavía no ha aprendido
a gatear o a caminar. Desde tus brazos, tendrá unas vistas privilegiadas y
puede disfrutar al mismo tiempo de la seguridad que le proporciona los brazos
de su madre o de su padre. Apuntar a los diferentes objetos que veas y decirle
a tu bebé cómo se llaman y para qué sirven puede constituir una forma
interesante de entablar una conversación con tu bebé, ya que necesita
aprender todas estas cosas. En cualquier caso, sigue prestando atención a las
señales que emite tu hijo y asegúrate de no sobre-estimularlo demasiado.
Existen cinco estados de alerta: tranquilo, activo, llorando, adormilado y
dormido. Cuando tu pequeño está en el estadio tranquilo, estará despierto,
calmado y mirando a su alrededor. Este es un buen momento para leer un
libro juntos o para escuchar música. Cuando empiece a dar patadas y veas
que está un poco más enérgico, puedes empezar a realizar actividades que se
vinculen al estado activo. Es un buen momento para aumentar un poco el
nivel de la actividad y dar un paseo por la casa con el bebé o bailar tus
canciones favoritas.
Sin embargo, ten cuidado, pues este estado suele preceder a momentos en
los que el bebé estará intranquilo o empezará a llorar, por lo que debes
asegurarte de prestar atención a las señales que emite tu bebé. Si empieza a
alborotarse, a mirar hacia otro lado o bosteza, sabrás que ya ha jugado lo
suficiente. Cuando un bebé entra en una dinámica de llanto, puede ser porque
no hemos prestado atención a las señales que emitía y le hemos sobre-
estimulado.
Puede que también esté llorando porque se ha asustado por algo, tiene
hambre, se ha ensuciado el pañal o quiere que le cambies de posición. El
llanto es la única forma que tiene tu bebé para hacerte saber que algo va mal.
Lo mejor es que investigues todas las razones por las que el bebé pueda estar
llorando antes de dar por sentado que ya ha jugado lo suficiente y quiere
descansar. Si simplemente está sobre-estimulado, te resultará fácil
tranquilizarlo acunándolo suavemente, dándole unas palmaditas en la espalda,
abrazándolo, diciéndole cosas tranquilizadoras al oído o cantándole su nana
favorita. Todo esto te ayudará a calmar a tu bebé e, incluso, te ayudará a
dormirlo. Queremos que nuestro bebé esté un poco adormecido antes de
acostarlo para que se duerma y te darás cuenta de que ha entrado en este
estadio porque empezará a parpadear lentamente o a tener un expresión
alejada del mundo real. Este es el estadio que precede al sueño y no es el
momento para ponerte a jugar con él.
Es muy importante que prestes atención a las señales que emite tu bebé si
quieres forjar vínculos realmente fuertes con tu hijo y entender cuáles son sus
necesidades. Mientras seas capaz de cubrir sus necesidades de esta forma,
estarás ayudado a tu hijo a construir una mayor autoestima y a tener más
confianza en sí mismo.
12.5 Música. Canta canciones.
La música tranquiliza el alma y tu bebé disfrutará mucho de la música si haces
que forme parte del tiempo que pasáis juntos. El uso de una nana familiar
puede hacer maravillas a la hora de calmar a tu bebé cuando esté incómodo y
puede formar parte de vuestra rutina, de forma que indique que es el
momento de irse a dormir. Por otra parte, cantar canciones llenas de ritmo
puede ser también una manera estupenda de divertirte con su bebé. Cantar
canciones como “el viejo y grande duque de York” y bailar a lo largo de todo el
salón mientras lo haces permitirá a tu bebé tener su primer contacto con el
ritmo y el movimiento desde la seguridad de tus brazos. Cantar canciones
como “Pica, pica, Araña” y mover los dedos le ayudará a relacionar sonidos y
gestos. Más adelante, cuando sea un poco más mayor, le puedes enseñar a
realizar distintos gestos y a desarrollar sus habilidades motoras. En general,
las canciones te ayudarán a enseñar a tu bebé conceptos sobre el ritmo y a
mejorar sus patrones lingüísticos.
Si no te gusta imitar a Nina Simone o a Frank Sinatra, siempre puedes poner
algún disco de canciones clásicas infantiles o, incluso, un disco de música rock
si así lo deseas. Haz que tu bebé golpee un tambor al ritmo de la música o
utilice cualquier instrumento musical. No necesitas salir y comprar el
instrumento infantil más caro que veas. Te vale con utilizar cualquier lata y
una cuchara de madera para crear tu tambor o golpear las tapas de dos ollas
para crear unos platillos caseros. Puedes incluso echar un poco de arroz en un
contenedor de plástico para que haga ruido cuando lo agites o frotar un
colador con un tenedor para realizar sonidos interesantes.
Es una buena idea que guardes tus instrumentos en una caja especial que solo
saques durante tus “tiempos musicales”. De esta forma, tu bebé aprenderá a
anticipar y a desear que llegue ese momento tan especial que podrá disfrutar
contigo.
12.6 El momento del baño.
Muchos padres se preocupan cuando tienen que bañar a su bebé por primera
vez, pues temen que no les guste el agua. Pero no tienes de qué preocuparos.
De hecho, tu bebé adorará el agua, especialmente si tienes en cuenta que ha
pasado más de la mitad de su corta vida en un entorno acuático. De esta
forma, el momento del baño es ideal para jugar con tu bebé y estimularlo en
una atmósfera divertida y relajada.
Asegurándote siempre de que no le entre agua en los oídos, puedes tumbarle
en su bañerita y dejar caer agua en su barriguita y en sus piernas. Es muy
importante que te asegures de no echarle demasiada agua en la cara, dado
que puede asustarse. Presta atención al lenguaje corporal de tu bebé y sácale
del agua cuando haya tenido suficiente, ya que no querrás que asocie ningún
sentimiento negativo con el momento del baño.
Cuando tu bebé está tranquilo y alerta es un momento genial para darle a tu
pequeño un ligero masaje utilizando el jabón como lubricante. Una vez que
hayas terminado de lavarle, puedes mostrarle cómo puede patear y salpicar el
agua, alabándole apropiadamente cuando lo haga él solito. Puedes utilizar las
pompas y la espuma del baño para decorar tu cara y enseñarle cómo te
transformas cuando te pones una barba o un bigote hecho de espuma. Puedes
enseñarle cómo algunas cosas flotan mientras otras se hunden y puedes
sumergir una esponja en el agua y luego apretarla para que se le salga toda el
agua y vuelva a flotar de nuevo. Hay un sinfín de ideas que puedes llevar a
cabo para hacer que el baño sea divertido para tu bebé. El momento del baño
es genial para presentarle juguetes que se mueven en el agua y existen
muchos juguetes diseñados específicamente para ser utilizados en la bañera.
Lo más importante que debes recordar es que el momento del baño debe ser
divertido para asegurarte de que tu pequeño se sienta seguro en el agua y que
pueda aprender mientras está en ella. Asegúrate de vigilar la temperatura del
agua, dado que no querrás que la temperatura del cuerpo de tu bebé baje
demasiado. Cuando tengas la sensación de que puede tener frío, sácale del
agua y envuélvelo en una toalla con capucha para vestirlo en una habitación
más cálida, si lo crees necesario.
12.7 Haz que los momentos de comer y de dormir sean positivos.
Los momentos de las comidas pueden convertirse en potenciales periodos de
ansiedad cuando tu pequeño pase de ingerir leche a tomar alimentos sólidos.
Puede ser un momento lleno de frustración si tu bebé se convierte en un niño
muy exigente y que prefiere tirar la comida al suelo en vez de comérsela.
Hacer que el momento de las comidas sea positivo puede ayudarte a mantener
tu cordura en el futuro y animará a tu pequeño a comer. Las luchas constantes
para hacer que coma tendrán como consecuencia que tu bebé asocie el
momento de las comidas con sentimientos negativos y esto puede desembocar
en la creación de un círculo vicioso en el que cada comida se convierte en una
auténtica guerra.
Aquí tienes algunos trucos que te ayudarán a mantener una actitud positiva en
estos momentos y hacer que sea una experiencia positiva para ambos. El
primer paso es respirar profundamente y aceptar el hecho de que el momento
de las comidas de tu hijo hará que todo se ponga perdido. Quizá puedes poner
un plástico debajo de la silla de tu hijo para que te sea más fácil limpiar
después.
Una vez que hayas aceptado que al menos la mitad de la comida acabará en el
suelo o encima de tu bebé, podrás relajarte, disfrutar de la experiencia y dejar
que aprenda a comer. Permítele utilizar la cuchara y alábalo cada vez que
intente utilizarla, independientemente del éxito que tenga. Puedes utilizar este
tiempo para normar los alimentos que está comiendo o, incluso, para dividirlos
por colores. Puedes hacer torres con los trocitos de zanahoria y agrupar los
guisantes para demostrarle a tu bebé que uno de los alimentos es naranja y el
otro es verde.
Permitirle coger algunos alimentos con las manos le divertirá mucho, dado que
tu bebé explorará sus diferentes texturas antes de comérselos. Manteniéndote
positivo y alabando sus intentos te asegurarás de asociar sentimientos
positivos con la hora de comer y hará que tu hijo coma de forma más feliz y
menos desordenada en un futuro. Permitir que tu bebé tenga algo de
independencia y pueda explorar lo que come también le ayudará a aumentar
su autoestima y su confianza en sí mismo.
El momento de ir a dormir también puede ser difícil para el niño y cultivar un
espacio de sueño positivo te ayudará a reducir tanto tu frustración como la del
bebé a largo plazo. Antes de que llegue la hora de dormir, es muy importante
que establezcas una rutina positiva. Esta habitualmente incluye el momento
del baño y, después, llevar al bebé a su habituación para ponerle el pijama,
para luego sentaros en una habitación poco iluminada mientras se toma el
último biberón del día y le lees un cuento o le cantas su nana favorita.
Asegúrate de que no existe ninguna estimulación extra o luces brillantes, dado
que quieres calmar a tu bebé para que se duerma. Lo mejor es siempre
intentar tumbar a tu bebé cuando ya está adormilado, pero todavía no se ha
dormido del todo. El arte de quedarse dormido es una habilidad que necesita
aprenderse y dándole la oportunidad de aprender a hacerlo pronto no solo
harás que tu vida sea más fácil, sino que también harás que tu hijo tenga más
confianza en sí mismo.
12.8 Utiliza el tiempo que usas en cambiarle el pañal.
Podemos utilizar el tiempo que invertimos para cambiar el pañal para
transmitir nuestro amor y cariño a nuestro bebé y convencerle de que tiene un
cuerpecito adorable. En un principio, puedes llegar a cambiar el pañal de tu
bebé hasta diez veces al día. A medida que tu hijo vaya creciendo, tendrás que
hacerlo menos, pero tu bebé también estará más alerta, por lo que es un
momento genial para interactuar cara a cara con tu pequeño.
Justo antes de cambiarle el pañal, puedes acariciarle suavemente el estómago,
los brazos y las piernas para despertar en tu hijo sentimientos positivos y la
confianza en sí mismo. Las investigaciones han demostrado que los bebés a
los que se ha acariciado a menudo experimentan un desarrollo superior en
comparación con los bebés a los que apenas se ha tocado y cuyos cerebros
tenían un tamaño inferior a la media para su edad. Por lo tanto, tocar a tu
bebé a menudo es una parte importante de su desarrollo.
El momento del cambio del pañal también es genial para estimular a tu
pequeño. Puedes mantener el contacto visual durante una gran cantidad de
tiempo, dado que estás de pie delante de tu bebé y podrás arrancarle
fácilmente unas cuantas sonrisas haciendo muecas o, simplemente, diciéndole
cosas. Poner una decoración o unos objetos que contrasten alrededor del
cambiador también estimularán el desarrollo de la vista de tu bebé y, más
adelante, puede que quieras colgar algunas fotos de miembros de tu familia
para que tu bebé aprenda a reconocerlos. Esta es una idea especialmente si
tienes familiares viviendo lejos y que no pueden ver a tu bebé muy a menudo.
En resumen, tienes que cambiar el pañal de tu bebé frecuentemente no hay
ninguna razón por la que no puedas utilizarlo para fortalecer tus vínculos con
tu bebé y estimularlo.
12.9 Proporciona respuestas claras a las acciones de tu bebé.
Vivir en un entorno predecible es muy reconfortante para los niños. Un lugar
donde cualquier cosa puede pasar en cualquier momento es algo muy
estresante y caótico, por lo que una rutina consistente es también una parte
importante a la hora de criar unos niños brillantes, confiados y felices. Pero,
¿qué quiere decir una “rutina consistente”? Significa que respondes a tu hijo
de una forma predecible, tranquilizadora y apropiada de forma constante. Que
lo que esperas de tu hijo no cambiará de un día para otro y que las reglas no
se rompen ni se cambian constantemente por otras. Significa que las
respuestas que exhibes cuando tu hijo comete un error o rompe una regla son
siempre las mismas y que la forma en la que respondes ante sus éxitos es
siempre consistente y apropiada. Una rutina consistente no solo hace que su
mundo sea predecible, sino también evita que se sientan confusos, algo que
hace que los niños no se preocupen por lo que pueda pasar en un futuro y les
enseñan a tener confianza en sí mismos y a hacerse responsables de lo que
hacen.
De hecho, los estudios muestran que los niños que tienen padres consistentes
experimentan menos ansiedad, pues saben que pueden confiar y depender de
ellos para que cubran sus necesidades más básicas. Son capaces de seguir
rutinas y disfrutar de un estilo de vida más sano y feliz. Los niños que tienen
padres consistentes también tienden a ser más responsables, dado que
siempre saben lo que sus padres esperan de ellos y saben cuáles son las
consecuencias de su comportamiento (tanto del bueno como del malo). Es
interesante destacar que esos niños también son menos proclives a
“comprobar sus límites” y habitualmente se portan mejor que los niños que
proceden de ambientes caóticos. Los niños que tienen padres consistentes
también tienen más confianza en sí mismos y experimentan menos rabietas y
discuten menos con sus padres. La autoestima se ve influida positivamente a
través de una rutina consistente, dado que el niño nunca tiene que “adivinar”
cuál será la reacción de sus padres.
Es bastante fácil adoptar una rutina consistente asegurándote que las reglas y
las consecuencias de su violación que marcas se sigan, se cumplan y se
refuercen regularmente, en vez de “dejar pasar cosas”. También es importante
que no fijes demasiadas reglas, dado que será difícil seguirlas todas y pueden
hacerse cuesta arriba para toda la familia. Es también muy útil tener un
sistema de recompensas o comenzar un cuadro que os pueda servir como
referencia y que te pueda ayudar a mantenerte en el camino adecuado a la
hora de castigar y recompensar a tus hijos. Más aún, habrá ocasiones en las
que ambos padres no se pondrán de acuerdo sobre una regla o límite, pero
mantener una rutina consistente también significa presentar un “frente unido”,
por lo que debes intentar hablar de estos asuntos en privado, de forma que
cuando estés presentando a tus hijos los límites a los que tienen que referirse,
papa y mama estén totalmente de acuerdo.
Por último, pero no por ello menos importante, debes recordar que cada niño
es único. Incluso los hermanos de la misma familia son diferentes y es vital
que tengas en cuenta el temperamento y las necesidades particulares de tu
hijo cuando lo estés educando. En este sentido, puede ser que un niño muy
sensible no necesite demasiadas recriminaciones, mientras que su hermano
puede ser mucho más cabezota y, por lo tanto, necesite unos límites mucho
más firmes. Ajusta tu forma de comportarte con tu hijo de forma acorde y
tendrás mucho más éxito en tu empresa.
12.10 Fomenta la confianza siendo atento y manteniéndote centrado.
Cuando nos convertimos en padres, aprendemos a hacer varias cosas a la vez.
Nos descubrimos a nosotros mismos estando pendientes y pensando un
montón de cosas distintas, al mismo tiempo que prestamos atención (o lo
intentamos) a nuestro pequeño mientras balbucea. En estos últimos tiempos,
verás como 9 de cada 10 madres van andando con su celular o iPhone en la
mano, comprobando su correo electrónico, respondiendo a sus mensajes o,
incluso, mirando su libro electrónico en la tableta mientras están,
“supuestamente”, jugando con sus hijos a la vez. Es compresible que esto
ocurra con las nuevas obligaciones que tienen sobre sus hombros las madres
trabajadoras y la necesidad de llevar a casa un segundo sueldo, pero esto no
solo perjudica los vínculos que estas madres pueden forjar con sus hijos, sino
que también afectan a su autoestima y a su confianza en sí mismos. Si no
escuchamos y me refiero a escuchar “de verdad” lo que tienen que decir
nuestros hijos, acabarán sintiéndose poco importantes, ignorados, obviados e
indignos.
Vincularnos de forma efectiva a las actividades de nuestros hijos es algo que
requiere algo de talento y práctica, pero no es difícil. Simplemente trata de
mantener al menos una conversación importante con ellos al día, ya sea antes
de cenar, cuando se vayan a ir a dormir por la noche o cuando se levante por
la mañana. Realmente no importa cuándo; lo que verdaderamente importa es
que lo hagas. No intentes tampoco monopolizar la conversación, simplemente
deja que tu pequeño te diga lo que quiera. Asegúrate de que el tiempo que
dedicas a esa conversación no se interrumpa y que la misma sea interesante.
Silencia el teléfono móvil, apaga la televisión y, simplemente, presta el 100%
de tu atención a tu hijo. Te sorprenderá la cantidad de cosas que te contará
cuando realmente sienta que le estás prestando atención.
Intenta evitar cualquier señal no verbal que pueda indicar que estás pensando
en otra cosa, como cruzar los brazos o mirar hacia otro lado. Compórtate
como te gustaría que la gente se comportara contigo cuando les estás
contando algo importante para ti e intenta no hablarle A tu hijo, sino hablar
CON él. Si tienes un hijo muy pequeño que se encuentra en un estadio pre-
verbal, en su lugar puedes jugar con él o leerle un libro. De nuevo te digo que
no importa la actividad que realices con él, siempre y cuando los teléfonos
estén fuera de escena y le estés prestando a tu hijo toda tu atención. Hasta
los bebés se dan cuenta cuándo sus padres no están pendientes de ellos, ya
sea mental o emocionalmente.
Ser atento significa mostrar interés, por lo que cuando tu hijo te quiera
enseñar algo o cuando tu bebé señale algo, asegúrate de echar un vistazo a
esa cosa y responder a ella de manera acorde. Compartir esa atención y
compartir algún interés común confirma a tu hijo lo importante que es para ti
y le anima a explorar más y a compartir más momentos contigo. Esto no solo
ayuda a tu hijo a comunicarte sus intereses, sino que también sirve de modelo
para que tu hijo muestre un comportamiento centrado y atento. En otras
palabras, tu hijo aprende cómo prestar atención y cómo centrarse en algo
simplemente observando tu comportamiento. Aprende cómo debe escuchar
realmente a otras personas y cómo interesarse en lo que los demás hacen y
dicen.
Tu estilo de educar atento y centrado es el espejo en el que se mirará tu
hijo para comportarse de la misma manera, de forma que puedas facilitar el
desarrollo de sus habilidades sociales y de su autoestima.
12.11 Adapta tu ritmo al temperamento de tu hijo.
Todos los niños son diferentes unos de otros. Incluso los hermanos de una
misma familia son muy distintos en sus temperamentos y su personalidad. Por
lo tanto, es imposible coger un modelo de crianza genérico y aplicarlo sin
restricciones a todos los niños esperando que funcione. Mientras que un niño
puede ser muy extrovertido y sonría mucho, otro puede ser tímido y
reservado, prefiriendo observar y escuchar en vez de ponerse a hablar con
gente que no conoce. Uno de tus hijos puede ser escandaloso e impulsivo,
mientras que otro puede ser sensible y gentil. Dependiendo de su
temperamento y su personalidad, los niños se adaptan a las situaciones de
distintas maneras y es importante que realices ajustes en tu forma de criar a
tus hijos para adaptarte a ellos. Por ejemplo, si tienes un niño tranquilo y
tímido, es mejor que sigas su ritmo y le animes suavemente a incorporarse a
tus actividades cuando se sienta cómo que forzarle a entrar en una situación
que pueda parecerle extraña y potencialmente aterradora. Recuerda que
cuantas más veces vea tu hijo que puede tener éxito y comprenda que puede
hacer algo, más confianza tendrá en sí mismo. De la misma manera, un niño
que es impulsivo y está lleno de energía necesitará que le ayudes a interactuar
con el mundo de una forma segura y que le enseñes a controlarse.
Los niños rebeldes y activos pueden necesitar que les ayudes a calmarse
cuando sea preciso y también tendrás que enseñarles a dejar salir toda esa
energía acumulada practicando actividades motoras que les cansen. Al mismo
tiempo, los niños más cautelosos o desconfiados necesitarán entornos
predecibles, así como una rutina y, quizá, algo de ánimo por parte de sus
padres para aventurarse a salir fuera de su zona de confort y relacionarse con
los demás.
Adaptar tu ritmo al temperamento de tu hijo es una parte vital a la hora de
asegurarte de que “congeniáis”. Algunas veces, es necesario que los padres
examinen sus propios temperamentos para saber cómo pueden adaptarse
para cubrir las necesidades de sus hijos. Un padre que realmente disfruta de la
música alta y que es muy enérgico puede tener dificultades para aceptar que
su hijo es una persona tranquila y sensible que prefiere estar sola. En este
sentido, entendiendo tu propio comportamiento, podrás adaptarte más
fácilmente al temperamento de tu hijo y recordar que, cubriendo las
necesidades del niño de forma efectiva, le estás ayudado a desarrollarse tanto
emocional como mentalmente.
112.12 Ayuda a tu bebé a aumentar su confianza en sí mismo.
Los trucos que te he proporcionado en este capítulo te ayudarán a conseguir
que tu hijo confíe en sí mismo. En esencia, proporcionado a tu hijo atención
que le transmita amor y respeto, le enseñarás a tener una alta autoestima.
Cuando le proporcionas oportunidades para aprender y tener éxito, aumentas
la confianza que pueda tener ya en sus habilidades y en sí mismo. Cuando los
padres proporcionan a su hijo un entorno de aprendizaje que les da el apoyo
que necesitan, transmiten a su hijo la idea de que creen en sus capacidades y,
como consecuencia, plantan la semilla de la autoconfianza en ese niño.
Por lo tanto, aunque tengas la tentación de dar un paso adelante y ayudar a tu
hijo a sostener la cuchara o de cogerle aquel juguete que tanto le gusta, es
importante que le des la oportunidad de intentar hacerlo él solo. Descubrirás
que si le das un poco de ánimo y apoyo, muy pronto podrá hacerlo y se
sentirá orgulloso de sí mismo por conseguirlo.
En este sentido, existen una gran cantidad de pequeñas tareas que tu bebé
necesita aprender a hacer. La de quedarse dormido es solo una de muchas y a
menudo asumimos que ya sabe hacer esas cosas, sin darnos cuenta que son
habilidades que se adquieren con el tiempo. Como consecuencia, necesitas
dejar que tu pequeño aprenda a tranquilizarse y a dormirse por sí solo.
Recuerda que los bebés florecen cuando tienen éxito, por lo que la idea no es
dejarles solos para que averigüen cómo se hace algo, porque lo más probable
es que no lo descubran nunca. Pero si les das un empujoncito en la dirección
correcta, acariciándoles la espalda o cantándoles una nana para ayudarles a
conseguir su objetivo, aumentas las probabilidades que existen de que tu hijo
pueda hacerlo solo en un futuro cercano. Quitándole poco a poco esa
dependencia total que tiene de ti, le animas a aprender a dormirse por sí solo
y, antes de que te des cuenta, ya no necesitarás cantarle nada para que se
quede dormido.
Gatear y andar son otros ejemplos de lo que tu bebé debe aprender a hacer
con tu ayuda. Pero asegúrate de no hacer estas cosas por ellos. Lo que debes
hacer es animarle a gatear poniéndole objetos interesantes a su alrededor y
ofreciéndole la oportunidad de cogerlos si avanza un poco. Si ves que se
frustra cuando es incapaz de llegar hasta esos objetos, échale una mano para
que pueda tener éxito en su empresa.
Recuerda que debes hacer que las tareas le sean accesibles, pues esto es lo
que le dará esa sensación de triunfo en vez de un sentimiento de fracaso.
Después de todo, el éxito es lo que le va a ayudar a construir su confianza en
sí mismo. Cuando esté aprendiendo a ponerse de pie y a andar, puede que
desees sostenerlo lo suficiente como para que tenga la sensación de que lo
está haciendo él solo. Más adelante, puedes dejar de hacerlo cuando haya
aprendido a realizar esos movimientos por sí mismo. Los bebés se frustran y
dejan de intentar hacer algo cuando ven que no tienen éxito en su empresa,
por lo que solo debes animarlos a hacer aquellas tareas que sean accesibles
para ellos. De esta manera le proporcionarás a tu hijo las oportunidades de
aprender apropiadas y fomentarás su éxito y su confianza en sí mismo.
12.13 Expresa tu alegría y tu interés por tu bebé.
Todos los niños florecen bajo la atención y las alabanzas de sus padres. En
este sentido, debes animar a tu pequeño a intentar cosas nuevas y debes
interesarte en esas nuevas actividades expresando una clara emoción y alegría
respecto a ellas. Ver a tu pequeño dar sus primeros pasos y luego dejar que tu
lenguaje corporal le comunique tu alegría por ello aplaudiendo y sonriendo le
ayudará a sentirse valioso y querido. Interésate activamente en sus balbuceos,
mantén un contacto visual con él y prestarle atención es muy importante para
desarrollar su autoestima.
En este estadio de su desarrollo, tu comunicación no verbal es mucho más
importante que tu comunicación verbal, dado que tu bebé todavía no puede
entender tus palabras. Si tu tono de voz o la expresión que tienes en tu rostro
son desaprobadores, él lo notará y se sentirá mal. Por lo tanto, vigila lo que
haces más que lo que dices. Esto no significa que tengas que pasarte con las
alabanzas positivas; lo que quiere decir es que necesitas responder a tu bebé
con un respeto cuidadoso y con una suma atención. Como hemos indicado
anteriormente, saca tiempo para comunicarte con tu pequeño en vez de
hacerlo a medias mientras envías mensajes de texto o correos electrónicos. Él
puede descifrar tu lenguaje no verbal y estás comunicando tu desinterés en él
cuando te estás ocupando de otras cosas al mismo tiempo que él reclama tu
atención. Observa sus actividades cuidadosamente y anímale, apláudele y
sílbale lleno de orgullo. Cuanto más interés y alegría muestres respecto a los
logros de tu bebé, más le transmites la sensación de que sus logros son
importantes para ti.
12.14 Construye un entorno seguro para tu bebé cuando gatee.
Cuando cumpla entre 8 y 10 meses, tu bebé empezará a gatear y empezará a
caminar cuando tenga entre 10 y 15 meses. Ten en cuenta que todos los
bebés son diferentes y que estas fechas son, simplemente, aproximativas. En
este momento, el aprendizaje espacial se convierte en el más importante,
dado que está empezando a comprender conceptos tales como debajo, arriba,
cerca o lejos. A medida que se vuelve mucho más movible y se desplaza,
también empezará a dibujar mapas mentales de su ambiente, reconociendo
entornos familiares y explorando otros nuevos.
En este estadio, querrás animarle a explorar y a tener curiosidad sobre su
entorno, pero solo podrás hacerlo si estás seguro de que tu bebé permanecerá
seguro mientras lo hace. Asegurarte de que tu casa es segura para tu bebé
móvil es vital tanto para que mantengas tu cordura como para que tu hijo
permanezca a salvo.
Lo primero que tienes que tener en cuenta es que tu bebé querrá explorar
todas aquellas zonas que antes eran inaccesibles para él porque no se podía
mover demasiado. Tu bebé querrá explorar ahora todos esos armarios que te
ha visto abrir y querrá sacar cosas de ellos. Tu bebé querrá explorar todos
esos cables tan raros que aparecen detrás de la televisión o del ordenador.
También querrá meterse dentro de la lavadora, del lavavajillas y de la
secadora. ¡Las zonas que hay por explorar son infinitas!
● Tienes que asegurarte de que los armarios a los que tu bebé puede llegar
están llenos de productos seguros (traslada los detergentes, los envases de
cristal y cualquier tipo de menaje del hogar que pueda ser peligroso a otro
lugar menos accesible) o ciérralos de forma segura para que tu bebé no
pueda abrirlos.
● Asegúrate de que los cables y los enchufes están escondidos y fuera de su
alcance.
● Una zona especialmente problemática es la de las escaleras, que tendrás
que vallar o cerrar para que tu bebé no pueda acceder a ellas sin ti, ya que
una caída por las escaleras puede provocarle heridas muy graves o, incluso,
la muerte.
● Asegúrate de que las ventanas están bien cerradas, especialmente
aquellas que no estén a nivel del suelo y asegúrate que las puertas de
cristal y los ventanales tienen alguna marca que indique si están cerrados o
abiertos. ¡Hay pocas cosas más dolorosas que chocarte con una puerta de
cristal!
● Asegúrate de tener rejillas delante de las chimeneas y los radiadores para
evitar que tu bebé pueda quemarse cuando estén encendidos.
● Asegúrate de que los muebles más pequeños, como las estanterías, están
anclados a la pared, de forma que no se puedan caer cuando tu bebé tire de
ellos.
● Más aún, las esquinas puntiagudas de los muebles y de las mesas pueden
hacer mucho daño a tu bebé si este pierde el equilibrio cuando está cerca
de ellos. Una forma genial de evaluar este peligro es que te pongas a gatas
y gatees por tu propia casa. Viendo las cosas desde la perspectiva de tu
bebé te dará un nuevo punto de vista y te ayudará a detectar todos
aquellos potenciales problemas que necesitas resolver.
● Por ultimo, asegúrate de tener a mano un botiquín bien surtido por si
cualquier cosa sale mal.
En definitiva, cuando te asegures de que tu bebé estará seguro mientras
explora su entorno, te sentirás más inclinado a dejarle curiosear. Animándole a
explorar y a aprender enseñará a tu hijo a tener confianza en sí mismo, por lo
que es realmente vital que crees un entorno seguro para que tu bebé se
mueva libremente.
12.15 ¡Enséñale que hay unos límites!
A medida que tu bebé crezca y alcance los primeros años de la niñez
(particularmente cuando llegue a esos “horribles” dos años), querrá ser más
independiente y, haciéndolo, intentará poner a prueba sus límites
constantemente, así como tu cordura y tu paciencia. Cuando tenga dos años
(y, a veces, incluso antes) las rabietas serán muy comunes y son una parte
muy normal del desarrollo de tu hijo. Es totalmente vital que enseñes pronto a
tu hijo que existen unos límites que no debe traspasar.
Fijar unos límites que mantengas constantemente enseñará a tu hijo a
controlar sus propios impulsos (tales como coger ese caramelo) para conseguir
algo que es mucho más importante para él (tus alabanzas y tu aprobación).
Haciéndolo, aprende a ser disciplinado. Asegurarte de que existen unos límites
muy claros significa que todo el mundo de tu familia sabe lo que se espera de
ellos a este respecto.
Este tipo de límites enseña a los niños a tener paciencia y recursos, a controlar
sus impulsos y a resolver problemas. Pero necesitas ser realmente claro sobre
los límites que estás fijando y asegurarte que les enseñas mediante el
ejemplo. Los niños tienden a imitar el comportamiento de sus padres, por lo
que debes asegurarte de encarnar el modelo de comportamiento que quieres
que tengan tus hijos.
La idea es fijar a tu hijo unas cuantas reglas claras, razonables y asequibles.
Debes explicarle claramente cuáles son esos límites y asegurarte de que los
entienda. No tengas miedo de renegociar esos límites, dado que las mismas
reglas que se aplican a un niño de dos años puede que no sean tan adecuadas
para uno de cinco. En este sentido, prepárate para cambiar y adaptarte
cuando sea necesario sin romper esas reglar ni pecar de inconsistente.
Siempre es útil que cuentes con la ayuda de tus hijos (cuando sea oportuno)
para que te ayuden a pensar en las consecuencias a las que tendrán que hacer
frente si rompen esas reglas. De esta manera, pasan a ser parte de este
proceso de fijación de límites y entenderán mejor lo que está ocurriendo
cuando tengan que hacer frente a dichas consecuencias. Una vez que te hayas
decidido a fijar un límite, asegúrate de hablar sobre él con tu hijo claramente y
explicárselo de una forma en que lo entienda. Los niños de dos años
necesitarán explicaciones más simples que un niño de cinco, pero, en
cualquier caso, necesitarán que se lo expliques.
Por ejemplo, si has decidido que no quieres que tu pequeño suba y baje
corriendo las escaleras, entonces explícale claramente esta norma, la razón
por la que es importante y las consecuencias a las que tendrá que hacer frente
si no la cumple. Siguiendo este ejemplo, puedes decirle que no quieres que
suba y baje corriendo las escaleras porque es peligroso y no quieres que se
haga daño. Si le pillas haciéndolo, entonces no podrá salir a jugar fuera. De
esta forma, darás a tu hijo la oportunidad de comprender las razones por las
que has impuesto esta norma y también cuáles son las consecuencias que
tendrá que asumir si decide romperla. El siguiente paso es asegurarte de que
siempre (recuerda que tienes que ser consistente) aplicas la consecuencia
acordada cuando es necesario.
A veces los padres tienen miedo de fijar las reglas y de ponerlas en práctica
“con puño de hierro”. La verdad es que las normas y las reglas que no se
rompen nunca ayudan a los niños a sentirse más seguros. Les enseña que el
mundo es predecible y les hace saber qué es lo que se espera de ellos.
Empezará a cumplir con tus expectativas siempre y cuando tenga claro lo que
esperas de él, asegurándote constantemente de que le transmites la confianza
que tienes en su habilidad para hacer lo que es correcto.
12.16 Utiliza la disciplina positiva.
Como bien sabemos, los niños pequeños empiezan a experimentar con su
independencia y con el poder que tienen en su pequeño mundo. Sin embargo,
esto significa desafiar la autoridad establecida. Significa también que su
tenacidad también es obstinada, su excitación con el mundo también es
impulsiva y, a menudo, peligrosa, y también significa que su naturaleza de
pequeños exploradores puede hacer que se metan en líos. Todo esto se
transforma en un gran reto para los padres, sobre todo cuando los límites que
les impones son constantemente cuestionados y sobrepasados.
La disciplina positiva empieza con la consistencia, como hemos dicho
anteriormente, pero también incluye guiar a nuestro hijo en vez de castigarlo.
En este sentido, recuerda que quieres crear situaciones en las que tu pequeño
pueda tener éxito, por lo que es una buena idea que preveas cuáles pueden
ser las situaciones difíciles para poder evitarlas. Por ejemplo, no lleves a tu
hijo de tres años a una tienda cuando sea su hora de echarse la siesta. Estará
de mal humor y muy inquieto, por lo que tienes muchas papeletas para acabar
teniendo que hacer frente a una de sus rabietas.
El siguiente truco para una crianza exitosa y positiva es asegurarte de que tu
niño comprende las reglas que has creado. Imagínate que eres un niño y haz
que tus expectativas sean tan simples y concisas como sea posible, en vez de
hacer que tu explicación sea complicada y demasiado evolucionada. Permitir
que tu hijo de tres años tenga la oportunidad de tomar una decisión o dos
también te ayudará a que siga las reglas con mayor facilidad. Por ejemplo, si
realmente no quiere irse a la cama, puedes preguntarle si le gustaría que le
llevases un libro a la cama o si prefiere que cojas su osito de peluche. De esta
forma, le estás permitiendo tener un poquito de la independencia que tanto
desea, al mismo tiempo que te aseguras de que sigue las normas (una hora de
dormir fija). Ofrecer a tu hijo la posibilidad de elegir una alternativa ante un
comportamiento rebelde es también una buena idea y le permite ver que hay
una forma mejor de hacer las cosas. Un ejemplo aquí podría ser: “No corras.
Mejor camina con seguridad”. Esto no solo proporciona al niño la posibilidad de
elegir, sino que también te da la oportunidad de modelar en tu hijo el
comportamiento que deseas que tenga. Y recuerda que necesitas tomar la
iniciativa a la hora de mostrar a tu pequeño lo que esperas de él.
A menudo, el arte de la distracción es la mejor forma de cambiar el
comportamiento de un niño. Dejar una tableta de chocolate en la mesa y decir
a tu hijo que no debe tocarlo es pretender que tu hijo aguante demasiada
tentación. Desea esa gratificación instantánea y, simplemente, no podrá
soportar la tentación por lo que, inevitablemente, cogerá el chocolate. Una
forma más efectiva de lidiar con esta situación será decirle: “No puedes comer
chocolate” y guardar la tableta o distraerlo para que no piense en ella.
Utilizar los tiempos muertos es una forma muy valiosa de dar a tu hijo un
tiempo para “calmarse”, pero poner a tu hijo de cara a la pared puede ser
confuso para él y los niños de menos de tres años simplemente no entienden
por qué sus padres hacen esto. Sin embargo, puede que necesiten algo de
tiempo para calmarse, por lo que sentarte con tu hijo en una esquina “de
calma” o en cualquier otra zona será más conveniente y le dará la oportunidad
de tranquilizarse.
Cuando quieras castigar a tu hijo asegúrate de hacerlo sin avergonzarlo o
asustarlo. Es importante lidiar adecuadamente con las situaciones difíciles, de
manera que tu hijo siga sintiendo que le quieres y le aceptas tal y como es,
pues esto hará que tenga una sana autoestima. Si él se comporta de forma
inapropiada (por ejemplo, pegando a otro niño), asegúrate de agacharte para
que estés al nivel de sus ojos y háblale utilizando un tono de voz serio.
Asegúrate de dejarle claro la norma que tiene que cumplir de una forma
simple y que pueda entender. Asegúrate de estar atacando el comportamiento
equivocado y no al niño. De nuevo, querrás transmitir a tu hijo que le sigues
queriendo, pero a la vez dejándole claro que su comportamiento es
inaceptable. Decirle cosas como “estás siendo malo” es un ataque a la
personalidad del niño y no a su comportamiento. Por lo tanto, es mejor que
digas cosas como “pegar a Suzy es algo malo porque le haces daño”.
Fijar estos límites y usar una disciplina positiva de forma consistente ayudará
a tu hijo a sentirse seguro. Cuando disciplinas positivamente a tu hijo, sin
avergonzarle ni ridiculizarle, aumentas su confianza en sí mismo, porque sabe
que estás cuidado de él. Pídele ayuda a la hora de fijar esos límites y de
reforzar las consecuencias. Puedes incluso fingir que se te ha olvidado la
consecuencia que habías fijado para un comportamiento determinado, dándole
así la oportunidad de recordártelo y permitiéndole aceptar el hecho de que
cada comportamiento erróneo tiene una consecuencia.
12.17 Modela sentimientos empáticos por los demás.
La empatía es una cualidad aprendida que se ha demostrado que mejora el CI
de los niños, así como su autoestima y su confianza en sí mismos. De hecho,
los estudios muestran que los niños empáticos sacan puntuaciones más altas
en los tests que aquellos que no son capaces de empatizar con los demás.
Como tal, es una cualidad muy importante que enseñar a tus hijos. Pero,
¿cómo pueden enseñar los padres a sus hijos a empatizar? Recuerda que los
padres son el espejo en el que se miran sus hijos y, por lo tanto, tú te
conviertes en el modelo a imitar para tu pequeño. Si respondes
empáticamente a tu hijo, él aprenderá a responder ante los demás de la
misma manera. Hay muchas situaciones en las que puedes enseñar a tu hijo a
empatizar con los demás.
Cuando alguien está triste puedes ayudar a tu hijo a aprender cosas sobre los
sentimientos diciéndole: “Esa señora está llorando y se siente muy triste. Me
pregunto qué puede haberla entristecido tanto”, y permite que tu pequeño te
haga sugerencias al respecto. Pensando en lo que habrá entristecido a la
señora, tu pequeño empieza a empatizar y a entender que los demás también
tienen sentimientos. Por supuesto, las razones que te dé serán totalmente
comprensibles desde su punto de vista y serán muy concretas. Te dirá cosas
como: “Se le ha caído el helado”. Y esto está bien. De hecho, es mejor utilizar
ejemplos con los que tu hijo se pueda identificar, dado que refuerza su
respuesta empática.
Cuando tu hijo esté teniendo una rabieta, la forma más efectiva de responder
a ella es empáticamente. Las rabietas normalmente vienen provocadas por la
frustración o porque ven cómo una gratificación se retrasa. En este momento,
tu hijo no puede usar conceptos lingüísticos ni pensamientos abstractos
suficientes como para entender lo que está sintiendo. Por lo tanto, una rabieta
a menudo es consecuencia de un cúmulo de sentimientos que el niño no
puede entender. Ignorarlo o reírse de él solo aumenta el problema. En estos
momentos, tienes la oportunidad perfecta para enseñarle cosas sobre la
empatía y contener de esta manera la rabieta. Proporcionar a tu hijo las palabras que necesita para describir lo que está
sintiendo a menudo les ayuda a calmarse, ya que empiezan a comprender lo
que les está pasando. Por lo tanto, decir algo como: “Entiendo que estás muy
enfadado ahora mismo. Es frustrante para ti el no poder jugar fuera. Te
sientes triste y estás enfadado conmigo. Y eso está bien”. Esto le dice a tu
pequeño que está sintiendo cosas, cómo se llaman esos sentimientos y que es
completamente normal que se sienta así. No le estás rechazando ni
avergonzando por expresar sus sentimientos, por lo que le estás comunicando
tu aceptación y le preparas para que tenga una respuesta empática ante los
demás.
Recuerda que el desarrollo de los niños se centra en proporcionar al cerebro
las conexiones apropiadas a través de la experiencia. Por lo tanto, cuantas
más oportunidades des a tu hijo para fijar respuestas empáticas, más
conexiones forjará en su cerebro. Por lo tanto, tendrás un niño inteligente
emocionalmente que tendrá una sana autoestima y una gran confianza en sí
mismo. Cuantas más conexiones cerebrales que forjes vinculadas a las
respuestas empáticas y a la cortesía, más circuitos se fijarán en su cerebro.
Esto le ayuda no solo en el aprendizaje lingüístico y cognitivo, sino también
con sus habilidades emocionales.
12.18 Celebra las cosas positivas.